Se dice que el blanqueamiento dental constituye uno de los procedimientos cosméticos con más avance. La odontología moderna está constantemente en movimiento para conseguir sonrisas perfectas. Y es que todos queremos disfrutar de una sonrisa bonita, no sólamente por motivos estéticos; también porque unos dientes blancos y cuidados son señal de gozar de buena salud y la mejor carta de presentación. De hecho, según refleja uno de los últimos estudios de Prevención e Higiene de los Españoles (el cuál fue realizado por Vital Dent), a siete de cada diez españoles (el estudio afirma con exactitud un 72%), les inquieta no tener un buen color de dientes.
Así, el blanqueamiento dental es uno de los tratamientos de la odontología estética que cada vez cuenta con más demanda. Tan sólo hay que eliminar del esmalte, a través de sustancias químicas, todas aquellas partículas que han ido alterando su color original.
Para elegir el sistema de blanqueamiento que más nos conviene, es necesario que nos pongamos en manos de un profesional para que nos haga una evaluación clínica. No todos los pacientes reúnen las condiciones necesarias para realizarlo y de hecho, para algunos está contraindicado. Es el caso de las embarazadas ya que no existen estudios que demuestren la seguridad del tratamiento en estos estados.
Básicamente estos sistemas se basan en la aplicación de peróxido (de hidrógeno o de carbamina) en el diente y su exposición a una fuente de luz o calor que le aporta oxígeno extra. El producto se puede activar mediante láser, luz halógena ó luz de plasma, pero el mecanismo de actuación es siempre el mismo.
La sensibilidad al frío o ligeras molestias son algunos de los efectos, eso sí, pasajeros, que pueden presentarse una vez finalizado el blanqueamiento. En este período el diente es especialmente tendente a “mancharse”. De ahí que durante primer mes después del tratamiento, se recomienda evitar el consumo de bebidas carbónicas y cualquier producto o alimento que produzca manchas como el tabaco, el chocolate o las frutas ácidas (piña, kiwi, cítricos). De hecho se recomienda seguir una “dieta blanca” que consiste en tomar alimentos sin colorantes como yogures naturales, leche, pasta, arroz, pescado…
El blanqueamiento durará de media unos 5 años aunque depende del cuidado de los dientes (suele ir de 2 a 7 años). Pero aún así, los dientes siempre quedarán más blancos que antes de iniciar el tratamiento.
El color de los dientes viene, básicamente, condicionado genéticamente. Es una característica innata a cada uno de nosotros como lo es el tono de nuestra piel. Por ello, el blanqueamiento se hará en base al color de cada uno.
Lo último en blanqueamiento dental es el de luz fría. Es rápido y efectivo y no provoca ninguna lesión en la estructura dental, al no generar calor. La lámpara de luz fría actúa directamente sobre los activadores que están en el gel del tratamiento, amplificando la capacidad de liberación de oxígeno y, por tanto, las propiedades blanqueadoras. Todo ello sin dañar el esmalte ni la pulpa dental.
Con este tratamiento se consigue aclarar hasta cuatro tonos en tan sólo una hora.
El láser es la fuente que más calor produce y con él el tratamiento dura menos tiempo. Los resultados también son más inmediatos gracias al incremento en la concentración del material blanqueador, ayudado por la activación rápida de éste con la luz que emite el aparato. Pero claro, también es el tratamiento más caro…