Alimentación hidratación artificial, Consultas, Demencia, Sedación, testimonios |
Consulta Mi madre tiene 86 y padece un Alzheimer en fase muy avanzada. Es absolutamente dependiente para todas las actividades diarias, desde hace unos meses sus piernas no le sostienen y hace una vida alternando la cama con la silla de ruedas. Las dificultades para comer han ido aumentando y ahora solo puede comer purés y yogures ó flanes. Cada vez muestra menos interés en general por la comida. Hace dos meses tuvo dos crisis importantes producidas por pequeñas embolias, que nos obligaron a ingresarla en urgencias. Después de esto, desbordados un poco por la sensación de que los cuidados se nos escapaban de las manos, con muchas dudas tomamos la decisión de ingresarla en una residencia. Tras un choque inicial su respuesta está siendo buena, pasa más tiempo con los ojos abiertos, a veces parece incluso responder con algún gesto alegre a los familiares y aunque de forma irregular muestra un poco más de interés por la comida, recibe un suplemento alimenticio en forma de batidos. Está más espabilada, pero también más agitada, necesitando un tranquilizante (rispedal). A mi me esta resultando muy difícil la situación, siento que su estado que es de inmensa vulnerabilidad y fragilidad, me inspira una enorme ternura acompañada de una total impotencia por no saber cómo gestionar el tema. Pienso que sus cuidados están mejor en manos de profesionales sin embargo también me gustaría acompañarla mejor, hasta que encuentre paz y tranquilidad en su camino de salida. Ahí es donde me surgen muchas dudas. Me asusta la idea de que la situación se alargue en el tiempo durante años. ¿Es mejor tratar de que coma con trucos y paciencia ó se debería escuchar y respetar más la falta de ganas? La mayoría de las veces...